El edificio fue proyectado en 1909 por el arquitecto Enrique Sánchez (al parecer, arquitecto provincial en ese momento) y en una época donde el Modernismo estaba llegando a su fin. La originalidad de esta construcción radica en la riqueza de los detalles, el equilibrio de la composición, el potente alero de la cubierta y el curioso belvedere de coronación. Mención aparte merece el material elegido para la coronación de los muros: un brillante ladrillo vitrificado de color azul en la base y rojo en los pisos principales que contrasta muy bien con los detalles ornamentales de los huecos y miradores.
La plaza fue remodelada recientemente, no sin la oposición de una parte importante de la población, y se sustituyó un espacio ya arraigado y con cierto encanto por otro más moderno pero también más impersonal.